La debilidad no es imposibilidad

25 mar 2010



Hasta hace algunos meses estuve en Cajamarca por la voluntad de DIOS, y me di cuenta de lo débil (físicamente) que era. Y no es que no pudiera levantar ni siquiera mis herramientas, sino que para algunas tareas elementales en ese tipo de trabajo, no tenía el potencial físico para realizarlas.

Desde que recuerdo, nunca he sido una persona fuerte físicamente. En el colegio siempre me han defendido otros, y en varias cosas me sentia inferior por haberme pasado la mitad de mi niñez leyendo, y la otra mitad pensando en lo que habia leído. Me sentía inferior por no ser capaz de defender lo que era mío: tenía que dejar que otros lo hicieran por mi. Si no hubiera sido por las personas que me querían, mi vida escolar habría sido muy triste.

Pero no comprendía porque no podía ser mas fuerte. Comía de todo, hacía ejercicio (cualdo estuve en la universidad, me metí a un gimnasio), pero me seguía sintiendo debil.

Hasta que comprendí que de sentimientos no vive la gente, ni de sentimientos no puede cambiar. Y lo que no puedes cambiar, o lo aceptas o lo eliminas; asi de simple.

Acepté mi cuerpo como era, porque es el cuerpo que DIOS me dió, no puede aspirar a tener una mejor masa ósea porque no hice el debido ejercicio cuando era niño; asi que en cambio el SEÑOR me dió algo que si practiqué: conocimiento.





"Sere negrito, pero tengo mi cerebrito..."


Hasta ahora no me había dado cuenta de las cosas que había acumulado en la materia gris que tengo en la sesera. Me molestaba que me dijeran "Toñopedia", y no comprendía porque. Al igual que aceptar al SEÑOR JESUCRISTO como Señor y Salvador es vivir en la realidad, aceptarse uno mismo como es, y dejar que DIOS te cambie es vivir en la realidad. Porque nadie puede cambiar. Nadie. No te equivoques, NADIE PUEDE CAMBIAR POR SI MISMO DEBIDO AL PECADO. Si cambias, es porque el SEÑOR lo ha permitido. Porque no vivimos sin dejar de estar bajo la mano de DIOS.

Así que le pedí al SEÑOR que me cambie. Es más facil la vida si te aceptas como eres primero, y le pides al SEÑOR JESUCRISTO que te cambie después.

En cuanto a mi... volví a hacer ejercicio, pero ya no es una obsesión, porque no es tan necesario como yo pensaba.

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